La presencia de Ricardo Darín convierte cualquier película, por intrascendente o innecesaria que resulte, en objeto de cierta atracción. Al menos ese fenómeno sucede en España donde, gracias a sus colaboraciones con Fabián Bielinsky (Nueve Reinas, El Aura) o Juan José Campanella (El hijo de la novia, Luna de Avellaneda, El secreto de sus ojos), Darín se ha labrado una merecida reputación de gran actor… SIGUE LA CRÍTICA EN PREMIEREDIARIO