“Capitán Phillips”, el mejor Greengrass en acción

(Atención el primer párrafo, al relatar hechos reales, contiene espoilers)

jpegEl miércoles 8 de abril de 2009, un grupo de piratas somalíes abordaron el carguero estadounidense Maersk Alabama que se dirigía a Mombasa con un cargamento formado, mayoritariamente, por contenedores con comida del Programa Mundial de Alimentos de Naciones Unidas. El capitán del buque, Richard Phillips, se ofreció a los piratas como rehén a cambio de mantener a salvo al resto de su tripulación. Durante algo más de cuatro días, la armada estadounidense siguió primero al buque, y posteriormente al bote salvavidas en el que los cuatro piratas, junto con el capitán, intentaban escapar hacia la costa. Finalmente, el domingo, y tras una peligrosa operación, el capitán era liberado sano y salvo.

Este hecho, narrado por la prensa mundial, es la materia prima de la que se ha servido el cineasta británico Paul Greengrass en su película Capitán Phillips. Es difícil pensar en un director más capacitado que él para construir y reconstruir unos hechos tan dramáticos y concretos. Greengrass se ha ganado –merecidamente– un puesto de honor entre los directores británicos a fuerza de poner en imágenes hechos tan complejos y violentos como el Bloody Sunday. Es en ella en la que el cineasta muestra todas sus virtudes: capacidad para transmitir tensión y emoción moviendo la cámara, creando silencios, creando un montaje paralelo que permita una visión completa del hecho narrado y reducción de los diálogos a su mínima expresión, la justa y necesaria.

Su cine va al grano. No desaprovecha ni un segundo. Es su forma de tomarse al espectador muy en serio. Un estilo que le ha valido para que Hollywood –como no– le invitase a dirigir la segunda y tercera parte de la serie sobre el agente Jason Bourne. Greengrass no sólo ha estado a la altura, sino que ha conseguido casi lo imposible: que una segunda y una tercera parte sean igual –o más– de buenas que la primera. Son proyectos de encargo en los que, como en Green Zone, ha dejado su huella. Pero no sólo existe un Greengrass director. Porque suyos son los guiones de Omagh –dirigida esta vez por Pete Travis– y de United 93. Es en esta última, la reconstrucción de los últimos momentos de unos de los aviones de los atentados del 11 de Septiembre, donde el cineasta vuelve a derrochar talento.

En Capitán Phillips, de nuevo un espacio cerrado, el de un barco mercante, le sirve para convertir un suceso real en una lección de tensión y dramatismo fílmico. Rodada en escenarios naturales –la costa, el propio barco en altamar– la película deja bien claro que los protagonistas de la historia son básicamente dos y que ambos persiguen los mismo: hacerse con el control del barco. Un Tom Hanks curtido y soberbio, utiliza todas sus –muchas– cualidades para dar vida a un personaje real. Y frente a él, uno de los piratas, acucidado por sus jefes mafiosos, magníficamente interpretado por el debutante Barkhad Abdi. El apoyado en los otros piratas a los que dan vida los también debutantes Barkhad Abdirahman, Faysal Ahmedm, Mahat M. Ali. Entre ellos tejen un relato-reconstrucción prácticamente sin fisuras y que nos devuelve la esperanza en el cine basado en hechos reales.


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