«Tres bodas de más», nuestra mejor Bridget Jones

No es que uno lo haga intencionadamente, es que en este caso la comparación es inevitable: la protagonista es Ruth (Inma Cuesta), una joven agraciada pero algo abandonada, gafapastas semirata de laboratorio, algo aburrida y poco enfocada en su vida emocional y sexual, hasta que en mitad de una boda, su novio (Berto Romero), la manda a freir espárragos junto a las langostas del laboratorio en el que ella ejerce de bióloga marina. Es, desde ese día, una treintañera a la caza de una pareja. Y hay más: sus ex, hasta tres, tienen el (feo) detalle de invitarla a sus respectivas –y extravagantes– bodas, sin advertirle –en algunos casos– cuál debe ser la vestimenta más adecuada. Ruth tiene problemas para elegir pareja, cuando la realidad es que su media naranja está más cerca de lo que ella cree. Y hasta aquí un argumento que podría convertir a Ruth en nuestra Bridget Jones nacional. Algo que a priori a algunos les podría parecer negativo, pero que aquí se convierte en una ventaja. Primero porque sabemos de qué nos hablan y segundo porque la empatía está garantizada.

¿Pero qué ofrece Tres bodas de más frente al resto del cine español que ha pasado por nuestras carteleras? Básicamente: risas, muchas risas. Porque está tercera película de Javier Ruiz Caldera parte de un objetivo claro –provocar risas y carcajadas– y lo cumple con rectitud espartana. Quienes se acerquen hasta ella abducidos por una campaña televisiva perfectamente orquestada y dirigida hacia la comedia no se van a sentir defraudados. Tres bodas de más es pura comedia, salpicada con diálogos ingeniosos,  gags muy divertidos y, sobre todo, con un grupo de actores dotados de una vis cómica exquisita. Desde los dos protagonistas, Inma Cuesta y Quim Gutiérrez –ya casi nuestros Hepburn-Tracy–, pasando por las veteranas y exquisitas Rossy de Palma y María Botto, siguiendo con los reconocibles Berto Romero y Paco León, y terminando con el novel Martiño Rivas.

Gracias a un guión de tono gamberro, prácticamente sin concesiones a lo políticamente correcto –de Pablo Alén y Breixo Corral, ambos curtidos en la ficción nacional– y al buen hacer de este grupo de actores, Tres bodas de más se puede proclamar como una de las tres mejores comedias españolas de 2013.

No estamos ante una delicatesen, pero sí frente a una comedia gamberra, picarona y muy divertida que gustará y funcionará bien en taquilla. Y que además demuestra que tenemos talento para hacer buenas comedias y eficaces. Y a los que aguanten todos los créditos les espera el estimable gag final oficiado por ese monstruo del humor surrealista e irracional llamado Joaquín Reyes.

 

 


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