Estrenada en Cannes fuera de concurso, All is lost (Cuando todo está perdido), nos remite directamente al Náufrago de Robert Zemeckis y Tom Hanks. Más por ser la historia de un sólo personaje enfrentado a la naturaleza del mar abierto que por sus respectivas reflexiones. Y por supuesto, al último, y gran trabajo, del mejicano Alfonso Cuarón, Gravity y por qué no, a la trepidante y tensa aventura de James Franco en 127 horas. Y aunque lo intenta, en ningún momento consigue la emoción, la tensión o el interés alcanzado por las obras de Zemeckis, Cuarón o Boyle, respectivamente.
All is lost está escrita y dirigida por J.C. Chandor, cineasta que nos asombró con Margin Call, magnífico relato ficcionado y perfectamente estructurado sobre cómo pudo ser la caída del gigante de las finanzas Lehman Brothers. Una brillante opera prima, bien dirigida y mejor interpretada por un elenco de lujo.
Esta vez el peso lo lleva, en solitario, Robert Redford ya que como ha explicado en Cannes el propio actor, los diálogos de la película no van más allá de 12 frases. Redford reconoció las exigencias físicas de un rodaje que ha comparado con el de Las aventuras de Jeremiah Johnson, con la pequeña salvedad que por entonces el actor tenía 36 años (ahora tiene 76). La película demuestra que con los mínimos recursos, un hombre sólo, un barco y el océano, se puede construir cierta tensión durante más de media hora y un drama con muy buenas intenciones. Si bien, el excesivo metraje y la ausencia total de diálogos, terminan por mermar las intenciones de una historia que se merecía más guión, por delante y por detrás.
La película se estrena el emblemático, y también algo estúpido, día de San Valentín.
Este es el trailer, del que ya avanzamos hace más de medio año algunas imágenes.