Son tantos los proyectos en los que se involucra Tom Hanks a lo largo de un año, que tiene cierta lógica que no todos consigan el mismo calado ni posean la misma calidad. Eso le sucede a Esperando al Rey. Un guión que arranca como una previsible «comedia de forastero con dificultades en un lugar desconocido y que acabará seduciendo a los lugareños», y que de forma algo brusca, y casi inesperada, se convierte en una comedia romántica sin mayor interés.
Rodada con ingenio por Tom Tykwer, director que debutó con la fresquísima y original Corre Lola Corre, que superó el duro examen de la adaptación con El Perfume, que pinchó con la producción de los hermanos Wachoskski El atlas de las nubes, y que en éste Esperando al Rey no cumple con las expectativas despertadas. Quizá por contener la esencia de uno de los mejores actores actuales, o quizá por que tenemos todavía muy reciente en nuestra memoria su trabajo en El puente de los espías, el caso es que la película no deja de ser un retablo de secuencias que funcionan bastante bien, hasta que de repente lo que se nos vendía como un choque cultural, económico y social, deviene en comedia romántica de la que uno tiende a olvidarse casi nada más abandonar la sala.
En la memoria momentos –breves– de comedia humana enorme, pergueñados por David Eggers autor de la novela Un holograma para el Rey en la que se ha basado Tom Tykwer para escribir el guión y dirigir la película. Entre el reparto destacar el trabajo del inesperado Alexander Black y de la británica Sarita Choudhury, a quien hemos visto en España, sobretodo, en las series Homeland y Blindspot.
La película se estrena el 1 de julio de 2016 en España y aunque no es de los peores trabajos de Hanks, estamos seguro de que tampoco figurará en la lista de los mejores.