Benito Perojo, cine costumbrista y folclórico

Como algunos de sus predecesores, Benito Perojo llegó probablemente al cine gracias a su oficio, la ingeniería eléctrica. Sin embargo, sus ambiciones iban mucho más allá de ser un técnico especialista en aquella incipiente industria. Fruto de su profunda admiración por Charlot fue, por ejemplo, la creación del personaje de “Peladilla”, con el que protagonizó cinco de sus primeros cortometrajes.

Sin duda, nacer en una familia acaudalada le dio la oportunidad de dedicarse, sin trabas, al mundo del cine. Más por elección temática que por estilo, el cineasta enfocó su carrera a la adaptación de obras populares, lo que durante muchos años le ha valido el sambenito de “director folclórico”. Un buen ejemplo de este llamado folclorismo es Malvaloca (1926), adaptación de la novela de los hermanos Álvarez-Quintero. Que en 1942 y en 1954 se rodasen otras dos versiones más de la misma obra, es una prueba de que Perojo acertó en la elección literaria de su guión.

Junto a Florían Rey, fue contratado por la productora CIFESA para dirigir películas en los estudios alemanes UFA, durante la etapa de la Alemania nazi. Entre ellas El Barbero de Sevilla (1938), Suspiros de España (1938) y Mariquilla Terremoto (1939); las tres interpretadas por Estrellita Castro. Las aventuras de Perojo, y sobre todo de Florián Rey, y toda su troupe de actores sirvió de inspiración a Fernando Trueba y Rafael Azcona para la película La niña de tus ojos (F. Trueba, 1998). En ella, en “La niña de tus ojos”, un equipo de cine viaja hasta Berlín para rodar, bajo supervisión de Goebbels, una versión en alemán de una película folclórica.
En 1942 intentó relanzar su carrera, a la vez que la de Imperio Argentina, con Goyescas, pero no pudo adaptarse del todo a lo nuevos tiempos y tras un paso por Buenos Aires, recaló de nuevo en España, ejerciendo sólo como productor. Trabajar con el beneplácito, y las subvenciones, de la dictadura franquista y su predilección por historias costumbristas, han marcado la carrera de un director que no por ello deja de resultar interesante.

Y como muestra del buen hacer de Perojo, una escena de Mariquilla Terremoto, con Estrellita Castro derrochando carácter y voz de tonadillera. 


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