Un señor de carácter, llamado Fernando

Fundamental para nuestra cinematografía, y también para nuestra lengua, actor, director, guionista, escritor, académico de la lengua, este anarquista de las letras, que no se casaba con nadie y que al tiempo era respetado por todos –algo que le permitió tener muchos amigos pero muy pocos lujos– se llamaba Fernando Fernán Gómez.

Fernando Fernán Gómez (Lima 1921- Madrid 2007)

Hace unas semanas se cumplieron 103 años del nacimiento de Fernando Fernán Gómez. Aunque esto tampoco es seguro del todo, porque como reconocía él mismo en sus memorias, “lo más probable es que naciese en Lima un 28 de agosto de 1921”. Quedémonos con este dato: nacido en Lima –por mucho que su partida de nacimiento indique Argentina–, inició la carrera de Filosofía y Letras, que pronto abandonó para formar parte de la compañía de teatro de Laura Pinillos. Su acercamiento al cine fue tímido y progresivo. Comenzó como extra, hasta que debutó a principios de los 40. Con muy pocas películas, Fernán Gómez –Fernández Gómez, era su apellido real–, ese actor de cara larga, nariz grande y con un tipo alto y desgarbado, se convirtió, de forma improbable, en el galán de moda. Quizá fuese el carácter abierto y espontáneo de sus personajes, su aspecto cotidiano de perdedor o su presencia como secundario idealista, lo cierto es que pronto su cara comenzó a hacerse habitual.

Su primer éxito como intérprete será “Botón de ancla” (1948), al que sigue “Balarrasa” (1951) y “Esa pareja feliz” (1951). Pero a este inquieto protestón le entrarían las ganas de dirigir sus propias historias. Entre otras razones porque cómo el propio Fernán Gómez ha manifestó muchas veces, al volverse actor cotizado, se le utilizaba para inflar los presupuestos de las producciones y de esa forma obtener más ayudas del Ministerio correspondiente. Y de esto a la desazón sólo había un paso.

Su primer trabajo importante –además de su versión de “El malvado Carabel”-  será “La vida por delante”, a la que seguirá una secuela de inferior calidad, pero no por ello menos interesante titulada “La vida alrededor”. Con ellas comienza una sólida carrera como autor, guionista y director que le permiten colocarse entre los más reconocidos: tres Osos de Oro en Berlín, 6 Goyas y el Príncipe de Asturias de las Artes en 1995, le abren las puertas de la Real Academia de la Lengua, en la que ocupará el sillón B mayúscula hasta su muerte en noviembre de 2007.

“La vida por delante” (1958)

Fernando Fernán Gómez y Analía Gadé en una secuencia de la película.

Para este, su primer trabajo importante, utilizará el tono crítico de predecesores como Ferreri o Berlanga. Pero al contrario que sus maestros, la crítica llegará, no a través del realismo, sino construyendo situaciones cómicas y paradójicas en las que los diálogos serán las armas fundamentales.

Siguiendo los dictados de “Esa pareja feliz” o “El pisito”, los protagonistas son una pareja que busca a toda costa también la felicidad de una casa. Para ello deben someterse a los dictados de la sociedad de la época. Él, es abogado, pero apenas si puede ejercer. Ella es médico, pero su inusual y peligrosa forma de ejercer, la inhabilitan para tal fin y la llevan a colocarse como psicóloga en una clínica en la que la mayoría de los clientes son viejos verdes.

En realidad, la película, no deja de ser una historia de amor entre dos seres que intentan sobrevivir en una sociedad inundada por las chapuzas y las cosas mal hechas. Tal y como el propio cineasta decía, se trata de una especie de “sátira de lo que podríamos denominar la chapuza española”.

Deudora en ciertos aspectos de la comedia americana –Sturges y Capra- la película es todo un hallazgo, no sólo por su temática si no por su avances narrativos. Entre ellos un montaje vanguardista y un uso de la mirada a cámara –romper la cuarta pared–, algo que el propio director convertiría con el tiempo en seña de identidad: sus protagonistas se dirigen al espectador para hacerle partícipe y darle a entender que todo lo que está viendo no es más que una escenificación, una farsa, de algo que puede sucederle a cualquiera.

Las críticas fueron buenas y la película se estrenó con cierto éxito –estuvo cuatro semanas en cartel- pero no consiguió ser tan rentable como su autor hubiese deseado, lo que le llevó, tal vez, a realizar una segunda parte, “La vida alrededor”, con la que cubrir los gastos y de paso incidir en los males de la llamada “vida moderna” que empezaba a vislumbrarse durante aquellos años.

“El extraño viaje” (1964)

Después de algunas comedias, versiones de clásicos del teatro, entre ellos “La venganza de Don Mendo”, Fernán Gómez dirige “El mundo sigue”, un fracaso que sin embargo no le impediría recibir la oferta para dirigir “El extraño viaje”.

En sus manos, esta singular versión de un suceso real ocurrido en los años 50 sobre un triple asesinato, se convierte en una película imposible de clasificar. No es comedia negra, aunque tiene elementos y personajes. No es drama, pero algo de drama hay en la historia. Y tampoco hay tragedia, aunque sus personajes terminan, casi todos, pagando por sus vilezas.

El cineasta, arranca la historia desde la anecdótica y apacible vida de un pueblo cuyo único disfrute son los bailes de los sábados. Por un lado se nos muestra la vida de tres hermanos que acaban de heredar una gran fortuna: los tímidos e ignorantes Paquita y Venancio, frente a la áspera y dominante Ignacia. Al mismo tiempo conocemos a Fernando, cantante de la orquesta, que pretende a Beatriz, dependienta de la única tienda del pueblo. Las dos historias terminarán mezclándose en un final negro e inesperado.

El director utiliza el suspense y el humor negro con sutileza, y sin apostar del todo por ninguno de los dos. Y entre ellos hace un retrato de los males de un pueblo viciado por las costumbres y el qué dirán.

La película se iba a titular “El crimen de Mazarrón”, en referencia al lugar en el que se encontraron dos de los cadáveres. Pero la presión del alcalde de este pueblo, preocupado por que el nombre de Mazarrón se viese salpicado de nuevo por el escándalo, obligó a la producción a cambiarlo.

La película, al igual que “El mundo sigue”, fue tan mal recibida que tardó casi cinco años en estrenarse. Y cuando lo hizo fue casi de tapadillo, en un cine de barrio. La crítica cinematográfica española, sin embargo, le concedió el Premio a la Mejor Película en 1969.

La producción de Fernán Gómez como director se reducirá durante los próximos años, volcando todo su talento y su energía en la escritura y la interpretación. Y para encontrarnos con otro trabajo importante tendríamos que esperar casi diez años, con el estreno de esa joya de la televisión titulada “El Pícaro”, una fábula basada en novelas clásicas del siglo de oro –Cervantes, Quevedo, Mateo Alemán, etc– que cosechó muy buenas críticas.

Pero el mejor acercamiento a su persona, a todo lo que fue, lo han conseguido en 2006 David Trueba y Luis Alegre, que convencieron a Fernán Gómez para sentarse delante de una cámara y responder a todo tipo de preguntas. El resultado: “La silla de Fernando”, un documento único e imprescindible para entender el carácter, el genio y el ingenio de este señor. Se puede ver aquí, por ahora… https://ok.ru/video/1015500900878 .


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