Escinéfilo

Hace cinco años se estrenó en España Un cuento chino, tercer largometraje Sebastián Borensztein, un tipo que ha dedicado buena parte de su carrera a escribir y dirigir capítulos de seriales televisivos –entre ellos el magnífico Tiempo final–, un bagaje que le ha permitido controlar la narrativa y el tempo fílmico con bastante acierto.
Capitán Kóblic, a diferencia de Un cuento chino, es una historia menos explícita, más compleja, más negra, con todo lo que la palabra negro pueda significar: por el oscuro pasado histórico-militar de sus protagonista y por el tono de cine negro que transmite la trama.

Quizá menos brillante, pero sí más intensa, Capitán Kóblic es un relato que no plantea dudas: presenta claramente a los personajes, muy en la línea del cine de John Ford, con un héroe y un antagonista muy bien definidos ambos, justos de gestos y parcos en palabras. Kóblic es un comandante de la Armada Argentina, que en 1977 sin pedirlo ni desearlo, es obligado a pilotar uno de los llamados «vuelos de la muerte» (para saber más, es estrictamente necesario ver la película). La culpa marcará a partir de ese momento todas sus decisiones, unas más equivocadas que otras, pero todas guiadas por la idea de no repetir los errores del pasado. Inma Cuesta, la otra protagonista, compone un personaje difícil, no sólo por la necesidad de forzar el acento argentino, sino por una notable ausencia de diálogos y la brevedad de sus secuencias en la historia. El resultado en cambio es impecable.

De Ricardo Darín, pocas cosas se pueden decir que no se hayan dicho ya. ¿Quizá que es capaz de dar dimensión de gran obra a cualquier película siempre que el guión le permita un personaje sólido, mínimamente interesante y bien aliñado, por ejemplo?
Y, de vez en cuando, tampoco es baladí recordar las que le dedicó Carlos Boyero con motivo del estreno de Truman, palabras que difícilmente deberíamos olvidar.

El paisaje de una Pampa desolada y abandonada, allá por los años 70, conforma y perfila al resto de personajes de una película que se merece lo mejor.