«Ghost in the Shell», anime real con el cuerpo de Scarlett Johansson

El empeño de Hollywood por remeikear, secuelear, precuelear (perdón por los verbos inexistentes) y demás recomposiciones de trabajos ya realizados, no tiene fin.

captura-de-pantalla-2016-11-15-a-las-22-05-56Esta vez le ha tocado el turno a Ghost in the Shell, una obra del manga que el japonés Mamoru Oshii llevó al cine, en formato anime, con un resultado más que encomiable allá por 1995. Ghost in the Shell, tanto el manga  –editado por primera vez en 1989 y con dos secuelas más, hablamos de cómic– como la película de animación –también con dos secuelas más varias series de animación–, bebe en múltiples fuentes del ciberpunk, como también se inspira en fuentes cinéfilas anteriores, Metropolis de Fritz Lang sin ir más lejos. Y además tiene el -enorme- mérito de ser anterior -y antesala, como los Globos de Oro lo son de los Oscar– de Matrix. De hecho, los Wachowski, ahora las, reconocieron en su día haberse «inspirado» de forma detallada –casi rallando el plagio– en la película animé.

Quienes no hayan visto Ghost in the Shell, me refiero a la de Mamoru, es buen momento para revisarla y conocer, de antemano, con que nos vamos a encontrar en la versión dirigida por –un casi desconocido– Rupert Sanders, basada también en los manga de Masamune Shirow, y protagonizada por una espectacular -talismán seguro para la taquilla– Scarlett Johansson.

Este Ghost in the Shell, a priori tenía varios puntos a su favor  –además de la fascinación por la historia– como por ejemplo el reparto: además de Scarlett también nos encontramos con Pilou Asbaek, actor danés que bordó su trabajo en la serie Borgen; Michael Pitt, que no tiene un buen papel desde la serie Hannibal; Takeshi Kitano, el renacentista japonés que tan buen cine nos ha dado; y Juliette Binoche.

Bien, pues con todos estos mimbres la película de Sanders resulta anodina, insípida, carente de inspiración  –al margen de la obra originaria–, fría, o lo que es lo mismo, sin un alma que la cobije. Ghost in the shell es un quiero pero no puedo, o no sé cómo. Tiene algunas cosas buenas del original, la de 1995, bebe –en ocasiones en exceso– de Blade Runner, por supuesto de Matrix– pero no ofrece ninguna sorpresa y lo que es más grave, ni una sola aportación que justifique su remake. Salvo que así consideremos la presencia de Scarlett ataviada con una malla que simula un desnudo cibernético.

Nada que objetar con respecto al uso de los efectos especiales y demás parafernalia digital, o a las excesivas secuencias de lucha, todo medido al milímetro y sincronizado de modo artesano. Tanto la fotografía como la ambientación permiten crear un mundo a la medida de ciborgs, hackers, crackers y corporaciones.

Para todo lo demás, un buen consejo: disfrutar con la versión de 1995 que, a pesar de tener más de 20 años, sigue siendo una joya argumental, visual y técnicamente hablando.

Ghost in the Shell se estrena el 30 de  marzo de 2017. De momento, el trailer.


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